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A un artista del pueblo:
entre el silencio y la milonga


 

 

En la foto, Atilio Moncada en La Milonguita

 

Siempre hay vínculos entre la forma de expresar  el dolor y suscitar en el mundo su aparición. La literatura nos proveé de  una forma de hacerlo visible ante los otros,  Ã©sta, como la música – acaso otro de los rostros de la literatura-  configura las formas de decir el mundo, que siempre suele ser abarcado por las tragedias y las alegrías que cobijan a los hombres.
 

Atilio Moncada, fue un amante del tango y la milonga, músicas que pertenecen al sur; ellas saben  hablar del dolor, retratar las penas donde todos nos encontramos Ese dolor  que termina siendo universal, de cualquier parte. Él, un coleccionista de vinilos apasionado por su conservación y difusión, encontró, cual tango hecho de la calle, su forma de comprenderse  ante la forma de sentir el mundo.
 

Atilio coleccionaba vinilos, sobre todo, tangos y milongas, fue el dueño de uno de las fuentes de soda más conocidas de Pereira, La Milonguita, que desde los años 80 ha acompañado a los pereiranos. Allí se escuchan músicas traídas de otro lugar, del sur del continente, pero  se sienten tan propias como sus historias. Como buen coleccionista Atilio también vivió el pasar del tiempo, y trascendió los formatos antiguos, los de antaño, que tanto se había esmerado por tener, y disco por disco,  dedicó horas de su vida a escribir en sus libros de forma organizada cada LP, que había sido convertido por él mismo al  formato digital. Poco se ha reconocido la labor de los coleccionistas, esos que perciben  la música tal como el músico que la crea, como su pasión, su pan de cada día.

 

El jueves 28 de abril, don Atilio falleció. Con esta galería queremos recordarlo y rendirle un homenaje a su pasión por la música, la colección de discos, y por estar allí, en el centro de la ciudad con su negocio, y al tiempo, su vida misma, acompañando a quienes con una cerveza y unas cuantas notas,  sobrellevan la cotidianidad.


 

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